El programa no pretende modificar posturas, sino destacar un principio esencial: convivir con diferencias respetando al otro. “Mi País Conversa” apuesta a construir puentes en medio de la polarización, fomentando el diálogo sincero y la escucha activa.
Argentina enfrenta desde hace décadas serias dificultades para mantener un diálogo frente a sus crisis políticas, económicas y sociales. En este contexto de polarización y apatía, la Fundación Bunge y Born lanza la segunda edición de Mi País Conversa, un encuentro diseñado para ciudadanos comunes, que tendrá lugar en septiembre y busca fomentar conversaciones entre personas con ideas distintas.
La participación es sencilla: el público responde cinco preguntas en línea con “sí” o “no” y, mediante un algoritmo, es emparejado con alguien que haya contestado de forma opuesta. Si ambos aceptan, podrán dialogar virtual o presencialmente durante el evento.
La propuesta parte de una idea central: la democracia requiere hábitos como el diálogo, la empatía y la reflexión. No basta con las instituciones; sin una cultura democrática, las estructuras formales no pueden sostenerse.
La convivencia democrática no es natural. Según el psicólogo Jonathan Haidt, nuestra naturaleza tribal nos predispone a agruparnos con quienes piensan igual, lo que vuelve necesario ejercitar activamente la capacidad de vivir en democracia.
La democracia ha sido históricamente una excepción, y hoy atraviesa una crisis global con retrocesos en libertades y calidad institucional. En este panorama, recuperar la participación ciudadana es clave para fortalecer el sistema.
Mi País Conversa no busca cambiar opiniones, sino promover el respeto en la diferencia. Al dialogar, fortalecemos la convivencia democrática y asumimos un rol activo en su construcción cotidiana.